Antes de lo que diré a continuación, quiero dejar constancia de mi repulsa a Samsung y su constante plagio a Apple. Sólo hace falta ver este artículo para comprobar una pequeña parte de la continua imitación realizada por la empresa surcoreana. Pero aclaro que prefiero que Samsung pueda copiar todo lo que quiera, a que se le prohíba su derecho a plagio.
Ahora que Apple ha ganado el juicio, y Samsung tiene que, a parte de pagar 1.000 millones de dólares, retirar varios dispositivos de su venta en territorio americano, es momento de reflexionar.
Enrique Dans lo ha dejado bien clarito en esta entrada que publicó una vez se supo la sentencia. Si bien Apple ha ganado el juicio, también ha perdido el juicio. Es así como se crean los monopolios, con licencias estatales, en este caso en forma de patentes.
Esperemos que sea cierto que esto ha sido publicidad en masa, y de la buena, para Samsung. Quizás con el tiempo, a esta empresa surcoreana no le haya venido tan mal todo esto. Por mi parte, no compraré nada de esta imitadora china con productos de segunda, pero tampoco me apetece seguir diciendo lo buena que es Apple, porque ya no lo es.
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